Hija: ¿Cómo ha ocurrido la actual crisis?

Madre: La crisis financiera está inscrita en el presente sistema económico y no podemos hacer nada para evitarlo. Los estudiosos y los expertos dicen que en la economía capitalista tiene que haber periódicamente crisis después de las cuales la historia vuelve a empezar de nuevo.

H: Entonces la culpa la tiene el sistema.

M: Sí. Es culpa de un sistema financiero basado en la institución del interés y de la especulación.

H: Los intereses siempre han existido.

M: No. Los intereses empezaron a existir a partir de que el dinero se consideró como mercancía, igual que los zapatos o el pan. Y el dinero no es mercancía, sino un símbolo (una señal) de cualquier mercancía o de cualquier valor indicado en el billete.

H: De acuerdo al sentido común, el dinero no puede ser mercancía ya que no podemos comerlo ni se puede gastar (no caduca). Ahora a menudo ni siquiera está en forma de billete, sino que es un registro en un ordenador. Al final vivimos en la época del dinero plástico.

M: Tienes razón. El dinero no envejece y no existe realmente como objeto pero, sin embargo, es un objeto de comercio. El precio del dinero es el interés. Se habla sobre dinero caro y dinero barato o sobre crédito caro o barato. En teoría las monedas nacionales se cambian, pero en realidad se compran o venden. Ese comercio puede traer millones. El 10% de PNB de Gran Bretaña es la venta de los servicios financieros, es decir, la mediación en el comercio de los medios de pago.

H: ¿Puede el interés desestabilizar las economías nacionales?

M: Sí, pero no sólo eso. La existencia del interés ha llevado a que se cumplan las palabras del evangelio: "Porque a todo el que tiene, se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará". El que "tiene" abre un banco y el que no "tiene" pide un crédito. Y todo el tiempo el dinero de los intereses empobrece al pobre y enriquece al rico. El flujo de dinero va sólo en una dirección. Los intereses de los depósitos (ahorros) frenan ese flujo ligeramente.

Pedimos créditos convirtiéndonos en esclavos de los bancos. A veces por muchos años. A partir de ese momento vamos a trabajar y ganar dinero sólo para pagar intereses. El banco valoró nuestra solvencia. El gestor del crédito consideró que puedo ir entregando al banco el 60% de mis ingresos durante treinta años.

H: ¿Por qué me lo cuentas? Todos lo saben. NOMI.

M: ¿Qué significa NOMI?

H: No Ofendas Mi Inteligencia.

M: Muy bien. Me preguntaste al principio por qué las cosas van tan mal si están tan bien. Esa es una de las razones. El crédito crea la esclavitud económica. ¿Puede ser feliz un esclavo?

¿Puedes permitirte dar un portazo y dejar tu trabajo si te amenazan con un desahucio?

H: Además si tenemos problemas con la solvencia, caemos en la espiral del crédito, pagando un crédito con el otro y éste con el siguiente.

M: Claro. La sensación de impotencia crece. Sin embargo, a veces la deuda asciende no por causa de la espiral de crédito sino por la trampa del crédito.

H: ¿A qué te refieres?

M: He pedido un crédito a diez años. Hemos acordado con el banco este plan de pagos: dos mil zł mensuales. De repente baja el valor del złoty (divisa polaca) y mi crédito es en francos suizos. O de repente sube el WIBOR (el interés de préstamos interbancarios), mientras el interés del crédito sube según la subida de WIBOR, de acuerdo con el contrato de crédito. Mi ingreso mensual no cubre ni siquiera los intereses. Los intereses impagos incrementan la deuda. A pesar de hacer ingresos sistemáticos y de acuerdo con el plan, mi deuda asciende.

H: Vivimos con un miedo constante de perder nuestros trabajos. ¿Por qué no hay trabajo para todos?

M: El desarrollo tecnológico está impulsado por gente vaga. Ellos quieren liberarse a ellos mismos y a ti del trabajo, creando máquinas cada vez más eficaces.

Anteriormente, un zapatero elaboraba un par de zapatos por día. Hoy, una máquina hace mil pares en una hora. Hace el trabajo de 24 mil zapateros ya que puede trabajar 24 horas diarias.

Ahora imagínate: traen el pedido de los zapatos producidos por las máquinas a una tienda ubicada en la ciudad de los zapateros. Los zapateros ahora están en paro y no tienen dinero.

¿Quién, se supone, va a comprar esos zapatos? Esto pasa en cada ámbito.

El 2% de la población de EE. UU. trabaja en la agricultura, el 10% en la producción y el 30% en servicios reales y socialmente necesarios. El resto son personas empleadas en trabajos innecesarios, ficticios o desempleados en la búsqueda de trabajo.

Todos tenemos el derecho a una vida digna. Hay suficiente alimentación y otros bienes multiplicables (no sólo básicos) para todos.

H: Entonces, ¿dónde está el error?

M: Piensa:

1. Los bienes (mercancías y servicios) sólo podemos obtener con dinero.

2. Generalmente el dinero lo ganamos trabajando.

3. Las máquinas hacen ahora nuestro trabajo. Por eso, aunque no trabajamos, deberíamos obtener el dinero que se debe a las máquinas.

El hombre no siempre es trabajador, pero siempre es consumidor.

Hay que separar el hecho de ganar dinero de la obligación de trabajar.

H: Es verdad. Entro al supermercado. Las estanterías se doblan del peso. Delante del almacén hay una cola de fabricantes. Ofrecen sobornos para que la tienda acepte sus productos. En el área de venta hay un montón de gente con ganas de comprar. Pero sus carritos están vacíos.

¿Qué falta? Falta dinero.

M: Así es. ¿Qué pasaría si cada ciudadano recibiese por ejemplo dos mil złotych? Compraríamos más. También produciríamos más. El paro disminuiría. La economía prosperaría.

H: Pero no se puede hacer eso ya que puede llevar a la inflación (subida de precios). La demanda aumenta (ganas de comprar) y los precios van subiendo.

M: Sobre la pesadilla llamada inflación hablaremos más adelante. De momento te aseguro que este dinero adicional no cambia nada. Al revés, mejora la sensación de bienestar en la sociedad.

H: Quizás. ¿Pero, qué pasa si no podemos comprar esos productos que tanto deseamos (o tal vez incluso los que son necesarios para sobrevivir)?

M: Vamos al banco a pedir un préstamo. No sólo reducimos nuestros futuros ingresos, sino que además pagamos más por este producto añadiendo los intereses del préstamo. Los plazos del crédito provocan en nosotros un sentimiento de carencia constante

H: ¿Por qué no hablamos sobre algo más alegre? ¿Qué hace Midas (el rico) con el dinero que le sobra?

M: Estás diciendo que Midas es el accionista (propietario) del banco o de otras corporaciones. Sus ingresos y dividendos superan las posibilidades de ser gastados. Midas se dedica a multiplicar sus rentas, por supuesto, sin trabajar. Ahora te cuento cómo.

Midas se convierte en inversor financiero. Invierte sus medios de pago disponibles comprando acciones en grandes fondos. Los fondos funcionan al margen del banco. Constituyen las instituciones financieras. No dan créditos, pero multiplican el dinero usando la "ingeniería financiera".

En pocas palabras: especulan con divisas, con deudas (títulos de deuda) y con otros valores (acciones, futuros, derivados financieros). Negocian en los mercados de valores y de mercancías.

Te voy a explicar el funcionamiento de los fondos más adelante. De todos modos, estos medios de pago se multiplican enormemente.

La fortuna de los Midas se compone de dinero real generado por los intereses y de los ingresos de varias corporaciones y del dinero endeudado, es decir, dinero que les entregaremos (todos nosotros) en el futuro con nuestras nominas futuras.

Esto funciona de acuerdo con este esquema: Midas ⇒ fondo ⇒ banco de inversiones ⇒ banco comercial ⇒  nuestro crédito avalado con la hipoteca. Como ves, Midas tiene en su propiedad nuestra casa hasta que no paguemos la hipoteca en su totalidad.

Los norteamericanos no podían pagar sus hipotecas. Para que el círculo de los Midas no perdiese, el banco central de EE. UU. - FED imprimió más billetes.

H: Pero decías que el banco nos presta dinero "vacío" y ahora dices que lo toma de los Midas.

M: Míralo desde otra perspectiva. El banco entregó demasiados créditos y está a punto de quebrar. Vende entonces estos créditos, o sea, deudas, a los bancos de inversiones. Los bancos de inversiones les compran, ya que estos créditos están avalados con inmuebles. Es como si comprasen esos inmuebles. El banco de inversiones crea los "paquetes"; mete en un saco diferentes instrumentos financieros como: créditos, acciones, bonos, bonos de Tesoro etc. Divide este saco en partes y crea algo así como un nuevo valor el cual se vende a los fondos cuyas participaciones pertenecen a los Midas.

H: Entonces los Midas poseen principalmente los pasivos (deudas de los otros). Estas deudas aumentan ya que se cuentan también los intereses de estas cantidades. ¿Cuánto de nuestro dinero futuro tienen por lo tanto los Midas?

M: Los pasivos internacionales, es decir deudas, se componen de:

  • deudas públicas nacionales (bonos, bonos de Tesoro);
  • deudas de las empresas (créditos, créditos comerciales, bonos, letras de cambio);
  • deudas hipotecarias;
  • deudas de los consumidores.

Esas deudas son dos mil veces más altas que el producto interno bruto Mundial (PIB).

H: ¿Cómo pudo crearse una deuda tan grande?

M: Es el resultado de la aplicación del interés compuesto. Eso significa que los sucesivos intereses no son calculados basándose en la cantidad prestada sino en la cantidad gradualmente aumentada por los intereses. Mira como aumentará una deuda durante 100 años, si pedimos prestado 1 dólar con el interés compuesto:

  • de 1% $ 2,72
  • de 2% $ 19,25
  • de 10% $ 13 809,00
  • de 12% $ 1 174 405,00
  • de 24% $ 251 799 494,00

H: Pero este tipo de deudas no se puede liquidar, ante todo porque van creciendo constantemente ya que todo el tiempo se van añadiendo intereses.

M: Tienes razón. Por eso mismo se va hablando sobre la crisis financiera, sobre la burbuja especulativa, la pérdida de confianza de los mercados financieros, es decir, los Midas. Ellos dejan de creer que algún día recibirán su dinero.

H: Parece muy complicado. Cuando estalle esta burbuja, el mundo estará obligado a cambiar el sistema.

M: No necesariamente. Ya hubo crisis y todo empezó de nuevo. Sin embargo, existe la esperanza de que hayamos madurado lo suficiente como para cambiar los fundamentos del sistema.