La semana intensa de estudios en la casa de los Peregrinos de San Miguel Arcángel en Canadá es hoy una realidad arraigada y un referente dentro de la profundización de la aplicación de la Doctrina Social de la Iglesia en Canadá y hacia el mundo. Esta maravillosa experiencia la vivimos dos veces por año; en el mes de marzo y en el mes de agosto.

Esta semana pretende hacer reaparecer la presencia de la realidad cristiana dentro de toda nuestra sociedad, que está cada vez más necesitada de Dios. El evangelio debe ser la luz que ilumine la vida y quehacer de cada hombre y de todo el hombre. Esto es lo que pretenden hacer estas semanas de estudios, contribuyendo así a la presencia de Dios en todas las esferas de nuestra sociedad mediante nuestro testimonio cristiano. El Instituto Louis Even, centro de estudios de los Peregrinos de San Miguel Arcángel, continúa con esta maravillosa aventura, quizá hoy más que nunca, consciente de su responsabilidad a la hora de hacer perceptible a Cristo y Su Iglesia en medio del mundo.

En agosto de 2011, contamos con la presencia de varios Arzobispos, Obispos y sacerdotes de África, así como con profesionales y misioneros de los cinco continentes.

Formación

Durante muchos años, los Peregrinos de San Miguel y la ahora gran familia de la semana de estudios y del Congreso Internacional han expresado la esperanza profunda de ver aplicada en la realidad de algunas Diócesis estas enseñanzas, lo cuál ya es tangible. En estas semanas se producen, a partir de las intervenciones de los formadores, debates e intervenciones de gran profundidad intelectual con relación a los grandes retos que afrontan nuestras sociedades cristianas, cada vez más empobrecidas. Esta es su dimensión académica y doctrinal. Al mismo tiempo, y sin que exista división, todos tenemos muy claro la llamada apostólica que hace la Iglesia: la necesidad de hacer visible en nuestras vidas y nuestra sociedad a nuestro Señor Jesucristo, desde la propuesta maravillosa, que desde los laicos nace, de la aplicación de la Doctrina Social de la Iglesia, que es muy esperanzadora para el hombre de hoy. Estamos consientes de que debemos restaurar todas las cosas en Cristo para dar cabida al plan de Dios.

En esta ocasión el tema general fue "Eduquemos a la población sobre las causas de la pobreza para vencerla con intrepidez". Consientes de que este tema forma parte de la preocupación pastoral de la Iglesia.

Los problemas de la sociedad no se han reducido y plantean con nueva urgencia preguntas acerca de lo que hacemos como pueblo de Dios. Un incisivo interrogante palpita en este semana intensa de estudios en Canadá: ¿en una época de rápida globalización económica y quiebras por doquier; en un época de abundancia de bienes y producción que genera riqueza, pero no la distribuye bien, quién protegerá los intereses de los pobres del mundo?

El fiasco de las hipotecas de alto riesgo, la quiebra de la industria bancaria, el creciente desempleo… Son síntomas del agotamiento del capitalismo en su forma más virulenta, basado en la privatización de los recursos, en un poder ilimitado por parte de las grandes corporaciones, en el fomento de una deuda tan extrema que nos convierte en esclavos de hecho.

Conscientes de la fuerza renovadora del cristianismo también en sus relaciones con la cultura y la realidad social, los Peregrinos de San Miguel Arcángel ofrecen la contribución de su enseñanza para la construcción de una verdadera comunidad de hombres, mostrando el significado y la práctica social del Evangelio, a través de la filosofía de la "Democracia Económica". Lo que tratamos es de ofrecer, con la doctrina social, sobre todo una visión integral y una plena comprensión del hombre, en su dimensión personal y social. Para de esta manera manifestar la dignidad inviolable de la persona, enseñando las realidades actuales del trabajo, de la economía y de la política en una perspectiva original, que trata de iluminar los autenticos valores humanos e inspira y sostiene el compromiso del testimonio cristiano en todos los ámbitos de la vida personal y social.

Es en el ámbito de la educación e investigación científica que hoy en día se ha ido imponiendo una mentalidad positivista que, no sólo se ha alejado de cualquier referencia a la visión cristiana del mundo, sino que, y principalmente, ha olvidado toda relación con la visión metafísica y moral, nos recordaba Juan  Pablo II. Es por tales razones que necesitamos una educación seria y veraz alejada de todo tipo de ideología e investigación positivista. Necesitamos reconstruir la economía a partir del fundamento ético y cristiano, y de promover un desarrollo que corresponda con la dignidad del hombre y de todos los hombres. Y es aquí donde surge la ineludible responsabilidad de los fieles laicos. 

Es en este contexto que, a continuación compartimos con usted, querido lector, dos intervenciones concretas de Arzobispos participantes, quienes nos comparten la alegría de haber participado en estas maratónicas jornadas de estudios.

Mgr Basile de Gabon, Arzobispo de Libreville y presidente de Caritas

Estoy muy contento de haber tomado parte en esta semana de estudios de los Peregrinos de San Miguel, sobre la aplicación de la Doctrina Social de la Iglesia.

Debo decir que esta semana ha sido una experiencia inédita. No me esperaba esto y me preguntaba: ¿qué íbamos a hacer? Pero lo que se ha vivido es inédito para mí, diré que es muy rico también, porque esto me permitió comprender un poco mejor el funcionamiento de las finanzas, ya que vemos esto de lejos pero, no sabemos cómo está organizado, cómo funciona.

Agradezco a Louis Even y a todos los Peregrinos de San Miguel que persisten en su misión, una misión de hombres y mujeres  que toman su presente y su futuro en sus manos, en la dignidad de la lucha contra la pobreza, aplicando la filosofía de la Democracia Económica. Me interesó mucho ver el lazo que Louis Even puso entre Democracia Económica y la Doctrina Social de la Iglesia, para ayudarnos, para ayudar al hombre, para ayudar al cristiano a emprender mejor esta lucha contra la pobreza, esta lucha contra quienes se apropian de los bienes que Dios les da a todos los hombres para que puedan satisfacer sus necesidades diarias. Esto me permitió también comprender el carácter vicioso del dinero, el carácter inhumano de quienes tienen este poder que vuelve al hombre prácticamente inútil para la sociedad y para él mismo.

Viví una experiencia que me confirma en la lucha que tenemos que  dar para que la vida sea más humana, más bella, más rica. Este combate, podemos ganarlo, pero no solos, sino, en colaboración, en la unidad, juntos.

Deseo también que la experiencia que viví, que hemos compartido juntos, sea verdaderamente para todos, como una propuesta de una nueva aurora. Aurora para apropiarnos de los bienes de la tierra, del planeta, para el beneficio del hombre. 

Lo que nos proponen los Peregrinos de San Miguel, es hacer que el hombre no sea más relegado, sino que sea el actor mismo de su propio desarrollo, que participe en este desarrollo.

Creo que nuestro país tiene muchas riquezas y mucha pobreza, vamos a probar, Mons. Jean-Vincent y yo, de convencer a nuestros obispos y nuestros sacerdotes para que emprendamos esta lucha por la dignidad del hombre, para que el hombre, participe en su propio desarrollo y utilice los bienes que la naturaleza pone a su disposición para su felicidad.

Y tenemos las posibilidades de hacerlo. Hay grupos organizados, grupos de mujeres, a quienes podemos pedir que se comprometan y emprendan esta lucha. Así también, podemos utilizar Caritas o Justicia y Paz, que están organizadas para que se adhieran a esta lucha para difundir el espíritu de la Democracia Económica en la población cristiana para formar, informar y conducir a nuestra gente  a utilizar los medios que la Doctrina Social de la Iglesia, a través de la Democracia Económica, pone a nuestra disposición, para luchar contra la pobreza y para hacer al hombre más feliz y más digno.

Nuestra Conferencia Episcopal también está interesada. Llevaremos los libros desde aquí para que ellos se impregnen de esta doctrina, para que puedan también aplicarlo en sus propias diócesis.

Homilía de Mgr. Filiberto TEMBO MAMBA, obispo de Budjala, República Democrática del Congo, en la Eucaristía del Congreso, 4 de septiembre 2011, 

En un sentido, mis queridos hermanos, las lecturas de este domingo nos invitan a discernir la presencia de Dios entre nuestros reencuentros diversos y variados, entre nuestras reuniones ligadas a nuestro compromiso, a nuestro apostolado, a nuestros diferentes ministerios, nosotros ejercitamos el discernimiento de la presencia de Dios, entre nuestras asambleas de estudio desde ayer. Pero en otro sentido, las lecturas que hemos escuchado proclaman una invitación a entender la buena nueva de hoy. ¿Cuál es esa buena nueva?  Si dos o tres se reúnen en mi nombre, dice Jesús, yo estoy en medio de ellos. Por lo tanto, Él está con nosotros. Esa es la buena nueva. Es una buena nueva como para decir, Peregrinos de San Miguel,  sacerdotes del Señor, Obispos de la Iglesia católica, en todo lo que hagan para la causa del reino, para la causa de los pobres, el Señor está con nosotros.

La presencia viva y auténtica del Cristo resucitado entre nosotros, no está entonces ligada a la cualidad ni cantidad de hombres y de mujeres que somos, ni tampoco a la cantidad de Peregrinos que son ustedes. No depende de la raza, ni de la cultura, ni de nuestra educación o del idioma que hablamos o de cualquier otro criterio humano. ¡No! Lo esencial viene de la fe, y la fe en Jesucristo, esta fe, que nos ha unido por una buena causa. ¿Y cuál es esta causa? Transmitir y recibir el mensaje de la aplicación de la DSI. El otro aspecto es el educar a la población y educarnos a nosotros mismos sobre la causa de la pobreza para vencerla con intrepidez. Es ésta, la buena causa que nos reúne durante estos días.

Es Cristo entonces, entre nosotros, presente cada vez que ganamos a un hermano, por una buena causa.

Cuando los Peregrinos de San Miguel ganan un hermano para la noble causa de erradicar la raíz del problema de la pobreza, alégrense, ya que ustedes ganarán un hermano, el Señor está con ustedes.

¡Y bien! Todos nosotros somos cristianos llamados a ser profetas. Nosotros somos llamados a ocuparnos de nuestros hermanos. Nosotros somos responsables de nuestros hermanos, sobre todo de aquellos que están en el error, de aquellos que están en el pecado, en el pecado de la usura, aquellos que están en el pecado del interés, de la dictadura del dinero-deuda, del esclavismo del sistema económico y financiero presente. De ellos también somos responsables, dice la palabra de Dios hoy. Las escrituras entonces nos ponen frente a nuestra responsabilidad en el mundo.


La pobreza en África creció en los últimos 25 años

África, con una población aproximada de 900 millones repartidos en 54 estados diferentes, es la zona más pobre del mundo. Según el Banco Mundial, 34 de los 48 países con menor nivel de vida del planeta pertenecen a este continente y sus umbrales de pobreza han empeorado en los últimos 25 años.

En la actualidad, la realidad africana es dramática. Más de 300 millones de personas viven con menos de un dólar al día, 30 millones de niños menores de 5 años sufren desnutrición y el 43% de la población no tiene acceso al agua potable.

Entre 1981 y 2001 los pobres se duplicaron, pasando de 164 a algo más de 300 millones de personas, y en países como Burundi y Etiopía, la renta per cápita es de menos de 90 dólares. Incluso en países con mayor riqueza, como Gabón y Botswana, las bolsas de indigentes son notables.


HACIA UNA CIVILIZACIÓN DEL AMOR

A las preguntas de fondo sobre el sentido y el fin de la aventura humana, la Iglesia responde con el anuncio del Evangelio de Cristo, que rescata la dignidad de la persona humana. El Concilio Vaticano II indica que la misión de la Iglesia en el mundo contemporáneo  consiste en ayudar a cada ser humano a descubrir en Dios el significado último de su existencia: la Iglesia sabe bien que "sólo Dios, al que ella sirve, responde a las aspiraciones más profundas del corazón humano, el cual nunca se sacia plenamente con sólo los alimentos terrenos". Sólo Dios que ha creado el hombre a su imagen y lo ha redimido del pecado, puede ofrecer a los interrogantes humanos más radicales una respuesta plenamente adecuada por medio de la Revelación realizada en su Hijo hecho hombre: el Evangelio, en efecto, "anuncia y proclama la libertad de los hijos de Dios, rechaza todas las esclavitudes, que derivan en última instancia del pecado; respeta santamente la dignidad de la conciencia y su libre decisión; advierte sin cesar que todo talento humano debe redundar en servicio de Dios y bien de la humanidad; encomienda, finalmente, a todos a la caridad de todos". Compendio de la DSI, No. 576