A continuación presentamos un artículo de Louis Even sobre la Política, una introducción de Carmelo E. Palumbo sobre la Democracia Política y extractos del Catecismo de la Realeza Social del Padre Phillipe.

Hay muchos textos pontificios que hacen alusión directa a la organización y estructura de la autoridad política, tal como se conoce modernamente, a través del sufragio universal, el parlamentarismo, la participación en la vida política por intermedio de los partidos políticos.

En este sentido hay advertencias como la de Pío XI:

« Hecho cuya gravedad es tanto mayor cuanto mayor es la participación del pueblo en el Estado, como sucede en las modernas formas de gobierno. Formas que si bien no están en contradicción con la doctrina católica, conciliable siempre con toda forma de gobierno justa y razonable, están, sin embargo, muy expuestas a los manejos de los grupos subversivos. » Pío XI, Ubi Arcano, no. 9.

Siempre en el nivel de la democracia política, el Papa advierte que puede haber una genuina y sana democracia, como forma de gobierno, cuando se respeta a Dios y sus mandamientos, y se practica la solidaridad y fraternidad cristiana. También sin una base moral cristiana, la democracia degenera en formas encubiertas o manifiestas de totalitarismo o de autoritarismo de Estado:

« En los sistemas democráticos se puede fácilmente caer en tal error, cuando el interés individual está puesto bajo la protección de aquellas organizaciones colectivas o de partido a las cuales se les exige proteger la suma de intereses individuales antes que promover el bien común de todos; de esta manera la economía cae fácilmente en manos de fuerzas anónimas, que la dominan políticamente. » Pío XII, Ecce Ego, no. 37.

Manipulación masiva

El Crédito Social que clama por una economía al servicio de los consumidores, también clama por un sistema político al servicio del pueblo.

El monopolio en la política es la explotación de la gente a través de los partidos políticos. Tal como el Santo Padre Pío XII señaló en su mensaje de Navidad en 1944, los políticos organizados y liberalmente financiados son muy listos al manipular a las masas amorfas para obtener votos y llegar al poder, su única meta, desde donde se olvidan por completo de los intereses de la gente volcándose exclusivamente sobre los propios y los del partido que los apoya.

Cualquier organización política que no comience iluminando y organizando a la gente para que puedan vigilar a sus representantes, es un monopolio político, el monopolio de la manipulación de las masas durante el tiempo electoral. Es un monopolio pérfido, ya que se disfraza de democracia cuando en realidad no es más que tiranía.

Para quienes entienden la filosofía del Crédito Social, es claro que este tipo de política nunca podrá estar a favor del mismo.

Los partidos, tanto viejos como nuevos, pueden continuar haciendo sus campañas manipulando a la población para obtener sus votos.

La fórmula cristiana

Es por esto que los Peregrinos de San Miguel, han elegido, como su fórmula cristiana, educar y formar a los ciudadanos católicos para que hagan cuestionamientos y asuman sus responsabilidades para hacer valer sus derechos.

Los Peregrinos de San Miguel no están interesados en tener el poder, sino en lograr que quienes lo ostentan, realmente se pongan al servicio del pueblo. Es a través de gente organizada, informada, preparada y pensante que esperan ver el surgimiento del poder que sabrá hacer lo necesario para que los gobiernos le sirvan al pueblo en lugar de servir a los monopolios.

Las masas, escribió el Papa, "son el mayor enemigo de la democracia genuina y de su libertad e ideas de equidad. Con gente que merezca ser llamada de esta forma, el ciudadano lleva dentro de él la conciencia de su personalidad, de sus deberes y sus derechos, de su propia libertad, unida al respeto por la libertad y la dignidad de los demás."

Un sentimiento de responsabilidad – esto es lo que los Peregrinos de San Miguel tratan de desarrollar en la gente. Es a partir del número de sus integrantes, pero principalmente de la calidad de su sentido de responsabilidad, de donde se puede lograr el éxito.

Aprendiendo de la experiencia

Más aún, no hay necesidad de pensar en esto una y otra vez para entender que es para los mismos ciudadanos el lograr que sus derechos y sus libertades sean respetados. Ciertamente no son los monopolios, ni el orden económico ni el político quienes nos ayudaran a obtener un sistema cristiano de justicia y solidaridad: sus objetivos son diametralmente opuestos al mismo. Además, ¿no nos ha enseñado la historia que es fútil esperar una reforma a través del simple cambio del partido en el poder?

Hace unos meses, el líder de un partido político dijo en una radio: "Hoy día, ustedes cuentan con un nuevo equipo de hombres que establecerán la revolución ciudadana con políticas respetuosas de los principios cristianos y de la dignidad de la familia."

¿Realmente este hombre creía que nunca antes había habido "nuevos equipos" antes del suyo? ¿Realmente pensaba que a quienes quería reemplazar no conocían el catecismo o "vivían su fe" tan bien como él dice conocerlo y vivirlo?

Estas palabras han sido repetidas una y otra vez en el pasado y es comprensible que la gente se rehúse a seguir creyendo en ellas.

Cuando un partido reemplaza a otro en el poder, con los mismos electores, en las mismas circunstancias, hay un porcentaje de 10/1 a que todo continúe exactamente igual o peor.

Otro método

Tratemos de no olvidarnos de considerar al menos dos elementos que se enfrentan a sí mismos: el gobierno y los gobernados. El gobierno ya ha sido cambiado con frecuencia: ¿por qué no hacer ahora el cambio en los gobernados?

¿Tratamos del mismo modo a un león que a un gato? Aunque sea la gente quien se haga cargo de uno o de otro, la diferencia del trato, en ambos casos, viene más de la naturaleza de la bestia que de la de su dueño.

No creemos estar equivocados al hacer la misma analogía en relación con la política. Los políticos no se comportarían, con electores informados y organizados para supervisarlos y recordarles cuáles son sus obligaciones, del mismo modo que lo harían con los electores que están "satisfechos" únicamente con votar siguiendo las tendencias de la opinión pública. 

Obligación del orden político y social - Supremo dominio de Dios sobre toda la sociedad

En el Credo de la Misa la Santa Iglesia se expresa "Creo en un solo Dios, Padre Todopoderoso, creador del Cielo y de la tierra, de las cosas visibles e invisibles. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo unigénito del Padre".

Se entiende por eso que todo lo que existe fuera de Dios ha sido hecho por Dios, que todas las cosas visibles e invisibles fueron creadas por El.

Cuando en el "Credo" se dice: "creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del Cielo y de la tierra, de todas las cosas visibles e invisibles" se profesa solemnemente que toda Sociedad, lo mismo que el hombre, ha sido creada por Dios y, por consiguiente, depende de Él con una dependencia absoluta. Esta doctrina se aplica a toda Sociedad, que se trate de sociedad natural, esto es, impuesta por la natura del hombre, o libre, esto es, fundada por la voluntad humana.

¿Cuál es la consecuencia inmediata de la condición creada de toda sociedad?

La primera consecuencia es la dependencia necesaria, absoluta, completa, de toda sociedad y de todo orden social establecido, como de todo orden social posible, respecto de Dios.

No comprendo la dependencia de un organismo social respecto de Dios. El organismo social no está dotado de conciencia. Sólo al individuo le corresponde comprender su deber moral y cumplirlo.

En las consideraciones que usted acaba de hacer hay una triste confusión. Primeramente, la creación y la dependencia que le sigue para toda sociedad, no provienen del hecho de que el hombre haya recibido de Dios el ser y la existencia. El que sea creado no depende de él; que lo quiera o no, el hombre es una criatura. Lo mismo ocurre con toda sociedad. No depende de ella el ser o no ser criatura; la condición de criatura pertenece a su propia esencia. Con más razón, toda sociedad representa una colectividad inteligente. Esta colectividad tiene por obligación primera la de comprender lo que le es esencial. Debe conocer sus deberes primordiales anexos a su condición de creada. Y la primera verdad de la cual dependen las otras, y que dicta a la criatura sus obligaciones, es la del Supremo Dominio de Dios sobre toda criatura y que toda criatura depende absolutamente de Él. Una colectividad que, como tal, no estuviese convencida de esta verdad faltaría a la más rigurosa de sus obligaciones; infaliblemente se equivocaría de camino. Es, pues, estrictamente necesario que todo Estado, toda Nación, en una palabra, toda Sociedad, esté sumisa enteramente a Dios. De este modo se afirma la obligación del Orden Social, tanto para la conciencia colectiva como para la conciencia individual.

¿Existen otras consecuencias de la condición de criatura inherente a toda sociedad?

Otra consecuencia de lo dicho es que toda Sociedad depende de Dios en su constitución íntima. Se quiere decir por esto que, todo lo que contribuye a formar una sociedad debe estar impregnado de Dios. Explicamos. En toda sociedad se halla la unión íntima de las voluntades, de los medios aptos y un fin que debe alcanzarse. En cada uno de estos elementos la Sociedad depende de Dios, porque es una criatura. La consecuencia estrictamente lógica se deduce fácilmente. Cuando una sociedad se constituye, debe considerar su fin bajo el punto de vista del fin último y supremo: Dios. La unión de las voluntades debe hacerse bajo la dependencia práctica de Dios. Los medios aptos deben ser conformes a las exigencias de la Ley Eterna. De este modo, cuando un Estado se constituye, tiene como primer deber el de poner como base de su Carta fundamental, de su legislación y todo lo demás, la más absoluta dependencia para con Dios y su más entera conformidad con la Ley Eterna. Afirmar lo contrario sería establecer el desorden y acabar en la idolatría.

Pero según lo dicho, parece que los Estados están obligados a dar culto a Dios.

Hay cosas que son perceptibles por el sentido de la vista, del oído o de los otros sentidos, que se pueden palpar de algún modo: son las cosas visibles. A parte de éstas, hay otras cosas que existen realmente, de cuya existencia nos podemos dar cuenta pero que no son perceptibles por los sentidos.

¿Cómo pueden los Estados estar obligados a dar culto a Dios? De hecho no conocen a Dios.

A esta pregunta se responde por las palabras del Apóstol San Pablo. En el primer capítulo de la Epístola a los Romanos, habla así: "La ira de Dios se manifiesta desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres, que injustamente cohíben la verdad; puesto que lo que es dable conocer de Dios está manifiesto en ellos, ya que Dios se lo manifestó. Porque lo invisible de Él, su eterno poder y su divinidad, se hacen notorios desde la creación del mundo, siendo percibidos por sus obras, de manera que no tienen excusa; por cuanto conocieron a Dios y no lo glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias" (Rom. 1, 18).

El Espíritu Santo, por la boca del Doctor de las Naciones, proclama que los paganos sumergidos en todos los horrores de la impiedad, son inexcusables de no haber conocido ni glorificado a Dios. Los acusa de haber rechazado la luz; no puede excusarlos en nada. Lo mismo que los paganos, de los que habla San Pablo, los Estados modernos, sean los que sean, son inexcusables. No puede admitirse que su actitud sea conforme a las exigencias de la razón. A los gobernantes y a los dirigentes, como a cualquier otra persona, Dios se les manifiesta por sus obras. Si los hay que no quieren exigir que los Estados den a Dios un culto social y oficial, son inexcusables por las razones que da San Pablo. Desde el simple punto de vista racional, los Gobernantes, los Parlamentos, los Legisladores, etc., deben practicar un culto a Dios, del que no pueden dispensarse y del que no pueden dispensar a ningún Estado ni Sociedad. Dicho esto, se debe concluir que incluso cuando un Estado pudiese ser excusado de no someterse a las directivas de la Iglesia por no haberlas conocido, no podrá ser excusado de faltar a Dios ni de haber dejado de someterse a los divinos preceptos de la Ley Eterna.

Depende de todos y cada uno el darse cuenta

Posiblemente sea una tarea difícil y de larga duración el acostumbrar a la gente a que participe de manera inteligente y efectiva en los asuntos públicos y que reconozca la primacía de Dios. Pero, ¿cuándo se ha intentado siquiera? Seguramente no serán los políticos quienes se apliquen a esta tarea. Jamás los explotadores tratan de organizar a sus víctimas para que aprendan a resistir la explotación.

No podemos esperar que sea el demonio quien nos traiga la gracia de Dios. Si queremos un sistema político y económico dedicado al servicio de todos y cada uno, no lo esperemos de quienes buscan el objetivo contrario. Todos y cada uno de nosotros debemos trabajar para organizar tales sistemas.

Lo primero que hay que hacer es, ciertamente, saber de qué se trata el asunto. Así que debemos empezar a estudiar la literatura adecuada. Los Peregrinos de San Miguel poseen esta literatura de principio a fin.

Después, ya iluminados, pongámonos en acción si queremos resultados. El ponerse en acción significa enseñar a otros y así comenzar a unirnos: un nuevo tipo de política, dado que será por primera vez, la política de los electores mismos la que verdaderamente obtendrá una nueva economía y un nuevo sistema cristiano de vida: la economía del crédito social donde cada ciudadano recibirá un dividendo libre y periódico —para todos y cada uno, sin requisitos especiales, sin condiciones y sin tomarlo del bolsillo de nadie.

Necesitamos la ayuda del cielo

En esta batalla por un sistema político justo basado en principios Cristianos, la ayuda divina es especialmente necesitada cuando uno sabe que el verdadero fin de los enemigos de Dios es el establecimiento de un gobierno mundial — lo cual incluye la destrucción de la Cristiandad y la familia — y que los promotores de este "Nuevo Orden Mundial" son guiados por el mismo Satanás, cuyo único fin es la perdición de las almas.

En 1946, C.H. Douglas escribió lo siguiente, en el periódico de Liverpool "The Social Crediter": 

"Estamos trabados en una batalla por la Cristiandad. Y es sorprendente ver en cuántas formas esto es verdad en la práctica. Una de estas formas pasa casi desapercibida — excepto en sus desviaciones — el énfasis puesto por la Iglesia Católica Romana sobre la familia, contra el esfuerzo implacable y continuo de comunistas y socialistas — quienes, junto con los financistas internacionales, forman el verdadero cuerpo del anticristo — para destruir la verdadera idea de la familia y sustituirla por el Estado." 

Y Louis Even escribió sobre el mismo tema, en 1973:

"Sí, los Peregrinos de San Miguel son patriotas, y desean, tanto como cualquier otra persona, un régimen de orden y justicia, de paz, de pan y de alegría, para cada familia en su país. Pero como también son católicos, ellos saben muy bien que ese orden, paz y alegría son incompatibles con el rechazo de Dios, la violación de sus Mandamientos, la negación de la Fe, la paganización de la vida, los escándalos dados a los niños en las escuelas en las que los padres son, por ley, obligados a enviarlos. 

Los Peregrinos de San Miguel, confiando en la ayuda de los poderes celestiales, juraron usar todas las fuerzas morales y físicas, toda la propaganda y herramientas educativas que tienen, para reemplazar el reino de Satanás, por el Reino de la Inmaculada y Jesucristo.

"En un enfrentamiento contra la dictadura financiera, uno no debe enfrentarse sólo con poderes terrenales. Como la dictadura comunista, como la poderosa organización de la masonería, la dictadura financiera está bajo el mando de Satanás. Simples armas humanas nunca serán capaces de superar ese poder. Lo que se necesita son las armas escogidas y recomendadas por Aquella que destierra todas las herejías, Aquella que tendrá que aplastar definitivamente la cabeza de Satanás, Aquella que declaró Ella misma en Fátima, que al final su Inmaculado Corazón triunfará. Y estas armas son: la consagración a su Inmaculado Corazón, señalada por llevar el Escapulario, el Rosario, y la Penitencia.

Los Peregrinos de San Miguel están seguros de que, abrazando el programa de María, todo acto que ejecuten, cada Ave María que dirijan a la Reina del Mundo, y todo sacrificio que ofrezcan, no sólo contribuye a su santificación personal, sino al advenimiento de un orden social más sólido, humano y Cristiano, como el Crédito Social. En tal programa recibido de María, todo cuenta, y nada se pierde."

Para resumir, el apostolado de los Peregrinos del Arcángel San Miguel, es un apostolado por la salvación de las almas. Ellos sólo repiten lo que el Papa y la Iglesia piden: una nueva evangelización — para recordar los principios cristianos básicos a los que infortunadamente los olvidaron o dejaron de ponerlos en práctica — y una reestructuración de todos los sistemas sociales, políticos y económicos.