El 4 de marzo de 2024, Francia se convirtió en el primer país del mundo en consagrar explícitamente en su Constitución el derecho al aborto, es decir, el derecho a matar a un ser humano indefenso, tras una votación de 780 parlamentarios (diputados y senadores) a favor, frente a 72 votos en contra. Con este motivo, el presidente francés, Emmanuel Macron, declaró: "Francia se ha convertido hoy en el único país del mundo cuya Constitución protege explícitamente el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo en cualquier circunstancia, y no descansaremos hasta que esta promesa se cumpla en todo el mundo."

Los bebés abortados son los nuevos mártires de nuestra era

Hoy se trivializa el aborto, como si fuera una simple operación quirúrgica benigna. Y sin embargo... A los ojos de Dios, declarar la libertad de matar al propio hijo como un derecho es ciertamente un crimen que clama venganza al Cielo, y conlleva grandes castigos para los países que lo permiten.

Para quienes aún tengan dudas sobre la violencia y el horrendo crimen que es el aborto, he aquí el testimonio de Abby Johnson, la que fuera directora de una clínica de Planned Parenthood en Texas durante ocho años. Fue el 26 de septiembre de 2009 cuando un médico le pidió a Abby que asistiera a un aborto vigilado por ultrasonido. El procedimiento se realizó en una mujer con 13 semanas de embarazo. Abby observó la pantalla mientras el bebé luchaba por su vida y trataba de alejarse de los instrumentos utilizados por el médico. En ese momento, supo que no podía seguir pretendiendo que esa no era una vida humana. 

"El médico comenzó el procedimiento. Introdujo el tubo de succión, que aún no se había encendido. Cuando tocó al bebé, éste respiró profundamente; empezó a mover y gesticular los brazos y las piernas, intentando forcejear y liberarse. La máquina se encendió y yo me quedé de pie, atónito e incrédulo. Vi a este niño desmembrado en el vientre de su madre.

"Recuerdo lo último que vi: esta espinita perfectamente formada, arremolinándose en el vientre de su madre. Luego vi que finalmente la succionaban. La pantalla se quedó en negro y supe que el aborto había terminado. Acababa de presenciar una muerte. Acababa de presenciar una respuesta humana, ese reflejo de supervivencia que existe en todos nosotros. En ese momento me di cuenta de que Planned Parenthood me había mentido ((haciéndome creer que el niño no nacido no es un ser humano, sino sólo una masa de células, y que, por tanto, el aborto no era el asesinato de un niño inocente)".

Tres años después de dejar su trabajo en Planned Parenthood, Abby se convirtió al catolicismo. En la Iglesia católica, encontró la verdad y el perdón. Su testimonio ha llegado a miles de personas a través de los dos libros que ha escrito y la película "Inesperado" (Unplanned), basada en su historia, que se estrenó en 2019. Si deseas saber más sobre Abby Johnson, puedes leer su conmovedor testimonio en el libro "Sin planificar" publicado en español.

Esto es lo que dijo Santa Teresa de Calcuta en Oslo, Noruega, el 10 de diciembre de 1979, al aceptar el Premio Nobel de la Paz: 

"El mayor destructor de la paz hoy es el aborto, porque es una guerra directa, un asesinato directo por la madre misma. Y leemos en las Escrituras, porque Dios lo dice claramente: Incluso si una madre puede olvidar a su hijo, Yo no te olvidaré, te llevo grabado en la palma de mi mano.

"Pero hoy se mata a millones de niños no nacidos. Y no decimos nada. Leemos en los periódicos sobre el número de éstos y de los que son asesinados, sobre todo lo que se destruye, pero nadie habla de los millones de pequeños seres que han sido concebidos con la misma vida que tú y que yo, con la vida de Dios. Y no decimos nada... Por eso, hoy os invito a tomar esta firme resolución: vamos a salvar a todos los niños pequeños, a todos los niños no nacidos, vamos a darles la oportunidad de nacer. ¿Y qué haremos para lograrlo? Lucharemos contra el aborto mediante la adopción... Por eso, hoy, en presencia de Su Majestad y ante todos vosotros que venís de diferentes países, os pido: recemos todos para tener el valor de defender al niño no nacido y darle la oportunidad de amar y ser amado. Y creo que así -con la gracia de Dios- podremos traer la paz al mundo.