San Juan Pablo II manifestó: respecto al « renacimiento de las antiguas ideas gnósticas en la forma de la llamada New Age, no debemos engañarnos pensando que ese movimiento pueda llevar a una renovación de la religión. La gnosis no ha desaparecido nunca del ámbito del cristianismo, sino que ha convivido siempre con él, a veces bajo la forma de corrientes filosóficas, más a menudo con modalidades religiosas o pararreligiosas y con una decidida aunque a veces no declarada divergencia con lo que es esencialmente cristiano.

Materialmente hablando, se trata de una pretendida medicina sin efecto probado alguno, y no puede tenerlo porque sencillamente no se puede saber qué sustancia material o qué proceso químico o físico puede generar las mejoras alegadas. En definitiva, la homeopatía, por ejemplo, no tiene ningún argumento racional que justifique su uso.

No es que una persona que recurra al tratamiento homeopático realice necesariamente actos de ocultismo o algo parecido, sobre todo porque compra ciertos productos homeopáticos simplemente porque se venden en una farmacia, o incluso su médico se lo recomiende, pero tal persona debe saber:

a) los principios directores de un método homeopático están basados en que lo similar cura lo similar, un principio presente en la así denominada magia blanca -magia al fin y al cabo-, y en la agitación mediante la cual no se sabe a qué apunta, en qué se basa.

b) El iniciador de la homeopatía, el médico alemán Hohnemann de principios del siglo XIX, un masón de alto grado, sostenía que mediante la agitación la sustancia en tratamiento se ponía en contacto o se revestía de energía cósmica que era causa de la "eficacia" del tratamiento homeopático.

c) A su vez, estos tratamientos no pocas veces recurren a conceptos indefinidos y esotéricos como fuerza vital y similares. 

Al no tener claro - más bien existe la claridad en otra dirección -, cuál es el principio material del método homeopático, uno se abre, lo quiera o no, a un principio no material, desconocido  y se puede decir oculto (¿espiritual?) que está detrás de la homeopatía, de forma que como mínimo abre la ventana hacia un mundo con claros tintes esotéricos e irracionales.

Por todo lo cual, considero inapropiado este tratamiento para cualquiera, desde la perspectiva material, pero más todavía desde la fe. En el fondo, afecta con sutileza y a veces abiertamente, al primer mandamiento del Decálogo.

Nos choca ya de antemano el método de preparación -ahora lo diré con toda crudeza- de estos auténticos brebajes de insultante pretensión:

Se parte de un compuesto que provoca la dolencia que se pretende curar, por ejemplo con 100 gramos de este compuesto. Se toma una de las cien partes de esta sustancia y se la mezcla con 99 partes alícuotas de agua, agitando fuertemente en un mecanismo para tal fin. Luego, de esa dilución se toma una de las cien partes, y se repite el proceso,… y así treinta o más veces. ¿Sabéis lo que significa eso? Si del primer frasco de 100 gramos se hicieran otros cien diluidos en proporción 1:100 y luego de cada uno de estos otros cien, hasta "nada más" que treinta veces repitiendo este proceso, ¿tendríamos suficiente con agua de todos los océanos para obtener frascos de la última dilución? Aquí entra de lleno la potencia de la función exponencial que produce resultados increíblemente grandes en pocos pasos: no solamente que no sería suficiente el agua de todos los océanos, sino que podríamos obtener un gigantesco globo de agua con centro en la Tierra y el radio como cien veces hasta la primera estrella, Alpha Centauri. En efecto, eso es lo que se necesita para albergar los 10^60 gramos resultantes de dilución. 

Obviamente, en esos frascos no quedará ni una única molécula del compuesto inicial. Tal vez a alguno le quedará más claro teniendo en cuenta el número de Avogadro de moléculas en un mol de sustancia (en 100 g de una sustancia orgánica de ordinario hay solamente una fracción de un mol), que es aproximadamente 6,022·10^23 moléculas, es decir, las moléculas desaparecen mucho antes de haber conseguido disoluciones de nivel 10^60. Máxime, teniendo en cuenta que el agua es un disolvente natural que tendería a descomponer las moléculas de otros compuestos contenidos en la disolución. En fin, queda claro, y lo reconocen todos los sabedores del asunto, sean homeópatas o no, que en los frascos homeopáticos no queda ni el rastro de la sustancia original.

¿Con qué principio material pues, "cura" el "medicamento" homeopático? Los homeópatas arguyen mediante razonamientos nada científicos, ni comprobados, sí estrafalarios y estrambóticos: el agua tiene memoria al estar sometida a agitación con las partículas de la sustancia original. Increíble, pero eso es lo que dicen y afirman. Pero eso tendría que ser comprobado de alguna manera, y hoy en día es bastante sencillo hacer tales análisis. Esas diluciones y ese proceso de agitación tendrían que producir alguna propiedad medible en los compuestos. Pues de eso, nada de nada.

Empezaré señalando que los médicos españoles se rebelan contra la homeopatía (Libertad Digital, 2013-12-17). 

A su vez, y con más fuerza, los médicos ingleses dicen que la homeopatía es brujería (The Daily Telegraph, 15-05-2010).

Estos médicos apuntan a una de las principales causas de la promoción de la homeopatía: se trata de un negocio muy lucrativo, del que los gobiernos pellizcan un tanto. Además, unas disoluciones cuya elaboración es muy sencilla y barata, se venden a precios muy altos para lo que cuesta elaborarlos. Y encima, añadiendo esta obsesión de acortar gasto público como sea, se presentan estos brebajes como diciendo, "anda, cúrate con eso, más te vale", y así pretenden obtener una "cura" a bajo costo. Será que quieren que duremos bien poco y así hagamos menos gasto sanitario. Siendo lo peor de todo esto, la promoción de aceptación generalizada de principios irracionales, en realidad esotéricos. Hay que tener en cuenta que uno de cada tres españoles ha recurrido a algún producto homeopático. Y que en España hay tan solamente tres farmacias que se niegan por cuestión de principios a vender estos productos.

Así ha sido hasta hace relativamente poco tiempo, tan solamente unos meses. Sin embargo, en la actualidad la homeopatía se abre paso día a día, a pesar de serias objeciones como seguiremos indicando. Por eso, los profesionales competentes no se cansan en repetirlo: La única medicina es la que cura, recuerda José Ramón Azanza / Dtor. de Farmacología Clínica de /la Clínica Universidad de Navarra – en ABC, 15/12/2013. 

Juan Esteva de Sagrera - Catedrático de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Barcelona, no se queda corto: en el artículo "La homeopatía, una reliquia", afirma:

"Esta forma de argumentar (de los homeópatas) irrita a quienes consideran a la homeopatía una teoría ajena al pensamiento científico,… pero lo cierto es que la homeopatía… siempre se ha mostrado capaz de soportar las críticas que se le dirigen: que sus leyes no son tales; que sus medicamentos son agua, no contienen moléculas y carecen de eficacia."

En Ensayos clínicos y registro de fármacos homeopáticos, la médico eslovaca Emília Vlcková, habiendo pasado por cursos de homeopatía y practicándola ella misma como doctora y madre, trae a colación que "En el prestigioso diario médico Lancet (vol 344 – 1994), el Dr. Reily, un homeópata, presentó un estudio sobre la eficiencia de las drogas homeopáticas en la terapia del catarro alérgico. Afirmaba que los fármacos homeopáticos eran más eficientes que el placebo. Sin embargo, en el siguiente número de esta revista (vol. 345 -1995) se publicó un artículo afirmando que este ensayo tenía errores significativos que podían falsear completamente sus resultados."

El Físico Arturo Quirantes, el 5 de diciembre, de 2013 en el artículo "Las bases físicas de la homeopatía: el artículo de Louis Rey", analiza un trabajo favorable a la homeopatía, publicado en la revista Nature, dejando en evidencia la falta de rigor y conclusiones de este artículo, aireado por los laboratorios Boiron, uno de los principales fabricantes de productos homeopáticos. Con eso ya se ha dicho mucho, por no decir todo.

En un artículo anterior (23/03/12), "Desmontando el informe suizo sobre la homeopatía", el mismo autor subraya: "Se trata de esto: el informe del gobierno suizo sobre la homeopatía… no es del gobierno suizo. El Informe Bornhöft/Matthiesen es, sencillamente, un estudio realizado por homeópatas... "

Es decir, con el dinero vas a todas partes, y consigues los informes que quieras, y produces los efectos que te interesan.

Por último, en algunos casos la obstinación en seguir recomendaciones homeopáticas evitando la medicina tradicional puede llegar a provocar la muerte, como es el caso del hijo de una mujer de Calgary en Canadá, que afronta cargos criminales por la muerte de su hijo de siete años por supuesta negligencia, ya que en vez de llevarlo al médico le suministró "medicina" homeopática.

Es importante conocer datos significativos sobre la vida del iniciador de la homeopatía, Samuel Hahnemann. Él ya sienta dos principios básicos que forman la base de la homeopatía hasta nuestros días: similia similibus curentur (lo similar cura lo similar) y el principio de la dinamización o de la potenciación (diluciones agitadas hasta no dejar rastro de la sustancia original). Llega a afirmar en su libro fundamental, Organon (2:12), que "la curación proviene del poder cósmico transferido al remedio por medio del ritual de potenciación".

Iniciado en la masonería a la edad de 22 años, muestra clara aversión y desprecio hacia Jesucristo. Para finales de su vida, en su carta a su discípulo Stapf (Brief an Stapf, Kothen 1830) escribió refiriéndose a Jesucristo:

"Considero el hecho de que hoy leamos a Confucio como un signo importante de nuestra era. Pronto lo abrazaré en el reino de las almas felices. Abrazaré al benefactor de la humanidad quién nos estuvo guiando por la senda correcta hacia la sabiduría y a Dios, seis siglos y medio antes que el soñador".

Ese hombre del dolor, que le hablaba al ladrón en la cruz, es inaceptable para Hahnemann. Es en realidad un insulto para quién ama la sabiduría esotérica (A. Fritsche, "Hahnemann - Die Idee der Homeopatie")

¿Será esto cosa del pasado y del esoterismo de Hahnemann solamente? ¿O tal vez ideas similares están presentes en algunos homeópatas famosos en la actualidad? Las siguientes citas lo confirman:

"Algunos homeópatas importantes han confesado que la energía que ellos afirman manipular en la cura de las personas es indistinta de la energía ocultista en general, la cual ha pasado por una amplia variedad de nombres a través de la historia" (Ankerberg, Weldon; p. 324)

Lo que más asusta es el hecho de que un médico homeópata "George Vithoulkas" revele públicamente que el verdadero propósito de la homeopatía es "ayudar a abrir los más elevados centros (del cerebro) para el influjo espiritual y celestial". Mejor dicho, espiritual e infernal.

David L. Brown, Ph. D., en Homeopatía-O medicamento da Nova Era, afirma: "Otros homeópatas admiten una conexión ocultista. Una autoridad en homeopatía, James Kent, declara que existen dos mundos: el físico y el invisible. Él afirma que toda homeopatía está conectada al mundo invisible, el cual es inseparable del mundo espiritual del reino ocultista."

RELACIÓN ENTRE HOMEOPATÍA Y OCULTISMO

En el documento muy valioso del Vaticano sobre todas las cuestiones relacionadas con la Nueva Era, "Jesucristo, portador del agua de la vida", se incluye en el apartado 2.2.3 "Salud, una vida dorada", lo siguiente:

« "Hay una notable variedad de enfoques que promueven la salud holística, derivados unos de antiguas tradiciones culturales, conectados otros con las teorías psicológicas desarrolladas en Esalen durante los años 1960-1970. La publicidad relacionada con la Nueva Era cubre un amplio espectro de prácticas, tales como la acupuntura, el biofeedback, la quiropráctica, la kinesiología, la homeopatía [...] Se dice que la fuente de la sanación está dentro de nosotros mismos, que la podemos alcanzar cuando estamos en contacto con nuestra energía interior o con la energía cósmica." »

En el artículo "¿Homeopáticos u homeomágicos?" el autor (analista técnico de laboratorio químico-biológico, doctor en Biotecnología médica por la Facultad de Medicina y Cirugía de la Universidad de Padua (Italia), especializado en ontogénesis viral humana, tecnologías del ADN recombinante, con estudios de filosofía por el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum de Roma y miembro del Grupo de estudio sobre la Neurobioética del mismo Ateneo), después de advertir que "Podríamos citar las muchísimas publicaciones científicas que destruyen de manera definitiva los presuntos "fundamentos" de la homeopatía haciendo suyas las palabras de otro experto manifiesta que: "la práctica médica alternativa de la homeopatía representa uno de los máximos problemas de la medicina actual que requiere una discusión racional para aclarar los puntos más equivocados y oscuros", concluyendo: "Por amor a la misma persona humana de cada paciente es importante volver a la unidad del cuerpo y alma (Gaudium et Spes, n. 14), unidad de racionalidad y voluntad, a una visión objetiva de la realidad, sin misticismos dañinos, ni creencias mágicas, peligrosas y destructoras."

Dicho esto habrá que hacer la aclaración de que no hay que confundir homeopatía con el uso de remedios o productos naturales, que para afecciones leves funcionan perfectamente. Además, lo hacen a partir de las sustancias que contienen y que se pueden investigar y analizar. Porque lo homeopático, en realidad, no lleva nada que no sea la ponderada "energía vital", es decir no hay un principio activo.

Termino con las palabras de la Sagrada Escritura: "y no participen de las obras estériles de las tinieblas; al contrario, pónganlas en evidencia." Ef 5, 11