9 de cada 10 niños crecen con riesgos de tener cantidades nocivas de grasa en sus cuerpos debido a la vida moderna sedentaria, lo que les podría llevar a una muerte prematura en la edad adulta.

Peligros ocultos para los más vulnerables - TV, JUEGOS, INTERNET &...

He aquí un extracto del artículo publicado por el Padre Coutu en 1997 y de un estudio reciente realizado por varios científicos sobre demasiada televisión, juegos e internet y como afecta al desarrollo y vida de los seres humanos. 

Luego de todos estos años en el sacerdocio (me ordené en 1981), es difícil no tener una actitud negativa frente a la televisión, porque he visto el daño que ha producido a los individuos, a las familias y a la vida espiritual.

Es innegable el perjuicio contra los seres humanos, especialmente contra los jóvenes. La televisión es la influencia más poderosa durante estos años de formación en la juventud. Programas perversos tienen un efecto perverso sobre la impresionable mente joven, programas que han sido deliberadamente diseñados para estimular la imaginación y las emociones, despertar las pasiones y atentar contra los sentidos, causando pensamientos impuros que pueden desembocar en actos impuros. 

Con un total desentendimiento de la moral Cristiana, los programas de televisión afectan desfavorablemente e influyen en el comportamiento humano, los valores y toda la estructura de la mente. Más frecuentemente de lo que nosotros nos percatamos, existen imágenes y mensajes diabólicos, proyectados dentro de estos programas que nuestros jóvenes observan. Hay inclusive dibujos animados que sutilmente instruyen a los niños con valores de la Nueva Era o New Age. 

La televisión presenta a toda la juventud, un mundo seductor, artificial y fantástico que es irreal, junto con la idolatría a modelos descomunales, que representan un mal ejemplo para todos ellos. Si un padre tiene problemas con su hijo adolescente, puede ser aconsejable que investigue el tipo de programas que ese joven ha estado mirando.

En la familia, la televisión perturba la comunicación natural y las relaciones entre marido y mujer, y entre los padres y los hijos. En los confines sagrados del Matrimonio, el marido y la mujer son capaces de comunicarse eficientemente casi sin palabras, pero la televisión altera este proceso íntimo de comunicación. Además, la televisión separa a los miembros de la familia, aislándolos en sus propios, privados y diminutos mundos, destruyendo la comunicación y la relación del núcleo familiar. Más aún, la televisión es una causa de depresión entre chicos y chicas de nivel secundario y universitario, de parejas jóvenes y de las familias. Pues sienten que simplemente no pueden competir con lo que se les presenta en la pantalla. (...)

El impacto de la televisión sobre la vida espiritual es devastador. Ya que la vida espiritual de la familia no puede permanecer incorrupta gracias a la televisión, existe la duda de si sería preferible que una familia Cristiana no permita un aparato de televisión en su hogar. 

La televisión, por su naturaleza como medio de comunicación electrónica, puede interferir con la vida de oración, porque la oración misma es una forma de comunicación, una comunicación espiritual con el Todopoderoso. Si la televisión está interfiriendo con la oración familiar, significa entonces que ¡se está viendo mucha televisión en su hogar!

Es habitual hoy en día, que un miembro joven de la familia, se queje con sus papás de no querer ir a la Misa del domingo, porque la encuentra aburrida y no saca ningún provecho de ella, si ha estado viendo la televisión toda la semana, con el más provocativo entretenimiento e hiperestimulación, no es sorprendente que no encuentre nada interesante en la Misa porque busca en la Adoración Dominical otra forma de entretenimiento. El promedio de las homilías no puede competir con la televisión. A largo plazo, quizás sería más beneficioso para una familia remplazar el televisor por un altar y una foto del Sagrado Corazón  de Jesús. (...)

Por su propia naturaleza, la televisión es una forma muy pasiva de entretenimiento, permitiendo una interacción muy reducida, atenuando el intelecto y la motivación, y creando pasividad e indiferencia. 

En las actuales circunstancias, el uso de la televisión es tan deteriorado, que puede conducirnos al mal. Puede decirse verdaderamente que la televisión, de hecho, ataca a las personas a través del mundo, de la carne y del demonio. Así sin más, se ha convertido en un instrumento de control de la mente, manipulador del comportamiento humano, presentando una filosofía de vida muy materialista. (...)

Esto nos conduce al dilema inicial de la dirección espiritual con respecto a la televisión. Ahora que la situación ha sido presentada, tengo que sostener que el mejor consejo es simplemente: ¡no tener una televisión en la casa! Si la familia siente que debe tener un aparato de televisión, entonces debe ser solo por una razón seria y con un estricto control de su uso. (...)

Si no se puede supervisar la televisión en el hogar, entonces de nuevo, insisto que la mejor alternativa es sacarla completamente de la casa. 

Si hasta ahora has sentido que no soy muy amigo de la televisión, ¡has acertado completamente! Creo que muchos problemas pueden ser resueltos sacando el televisor de la casa, o al menos, incorporándolo bajo una estricta reglamentación. Al hablar acerca de la televisión, un sacerdote en los tiempos actuales, corre con el riesgo de perder su popularidad, pero con la salvación eterna de las almas en peligro, ha llegado el momento en el que el tema debe ser confrontado y resuelto ahora mismo. 


Los juegos promueven violencia en las mentes y corazones de los chicos jugadores. La finalidad es asesinar o ser asesinado. El desarrollo de tendencias antisociales es la temática de estos "entretenimiento infantiles".

Por lo general, los niños pasan mucho tiempo en los videos juegos ¿Qué les sucederá al exponerse tanto tiempo al bombardeo de escenas macabras, llenas de violencia, odio, venganza, mutilaciones?.

Científicos de la salud mental han llegado a la conclusión que los videos juegos con sus frecuencias de sonido e imágenes, alteran los electrodos en el cerebro del jugador, provocando pensamientos obsesivos de destrucción y violencia.