En esta ocasión, me gustaría reproducir parte del excelente texto del P. Castellani con ocasión de algunos gravísimos errores que se escuchan al interior de la Iglesia, tanto de fieles laicos como de consagrados, deformando gravemente las conciencias y causando estragos en las almas. La advertencia de cualquier semejanza con alguna realidad cercana que el estimado lector pueda apreciar, queda sujeta a la capacidad de discernimiento del lector y en última instancia es responsabilidad del autor –que se consideraba a sí mismo un “signo”, para las futuras víctimas del fariseísmo–.