La democracia no implica que todo se pueda votar, que el sistema jurídico dependa sólo de la mayoría y que no se pueda pretender la verdad en la política. 

Este tipo de democracia correría el riego de convertirse en la peor tiranía, pues la libertad, elemento fundamental de una democracia,'es valorada plenamente sólo por la aceptación de la verdad'(CA, 46) 

Cuando las personas, las familias, se encuentran pasando necesidades y se sienten incapaces de mejorar su situación, se dirigen casi instintivamente hacia el gobierno. ¿Por qué? Porque son conscientes de su debilidad, de su impotencia y no ven ninguna esperanza más que en el gobierno. Saben que el gobierno es mucho más poderoso.

Es evidentemente un deber del gobierno el de ayudarles en sus debilidades. Pero cuando estos miembros débiles de la sociedad reciben la ayuda del gobierno para sus necesidades más inmediatas, no por eso, son más poderosos que antes. Se quedan con su debilidad. Han sido consolados de las maldades que les oprimían, pero no fortificados. Su suerte es esencialmente la misma. Inevitablemente tendrán aún las mismas necesidades de ayuda del Gobierno en el futuro. 

Para fortificar a los débiles

Cuando el número de estos desafortunados es grande, deben luchar incesantemente por mantenerse lo más cerca posible de un nivel de vida aceptable al siglo en que viven y al país donde habitan, el descontento y la amargura nacen y crece en intensidad y se riega amplia y rápidamente. Entonces sus oídos muy prontamente prestan atención a los políticos que predican que el único remedio es un cambio de gobierno. 

La experiencia nos debería hacer comprender que un cambio de gobierno en realidad no cambia nada, salvo por la suerte de algunos favorecidos a quienes se les ha mejorado su lote en perjuicio de algunos otros.

No es un cambio de gobierno lo que dará más poder a los débiles. No es entregar el poder en las manos de ciertos grupos y no en otras, que dará el poder a la ciudadanía y a los individuos.

Lo que hace falta, es tomar el poder del lugar donde se ha concentrado, donde es excesivo, y repartirlo entre los miembros de la sociedad. 

El poder es excesivo en los gobiernos modernos. Y cada vez es más. Esta es la naturaleza misma de este vicio, de esta enfermedad, de tener poder sobre los demás. Entre más poder tenga el gobierno más desea aún, lo proclame o no. Incluso va más allá al hacer creer a la gente que son ellos quienes tienen el poder. 

Hay además muchas voces que proclaman por lo alto: "Necesitamos un gobierno fuerte." Es la voz de aquellos déspotas y dictadores de todos los siglos, sin excluir el nuestro, que se imaginan que un gobierno fuerte hará un pueblo fuerte. (Nota: Entiéndase que hablamos de poder no de autoridad.)

Cuando el poder está concentrado en sólo un lugar, no se puede encontrar en otra parte. Si usted entrega el poder en las manos del gobierno no queda nada para las personas, para las familias, ni en las manos de ciertas instituciones públicas intermedias. Usted tiene entonces una dictadura   política absoluta.

Punto de vista del Crédito Social

Hoy en día la centralización se manifiesta por todos lados. La constatamos en el sistema financiero. Es aparente en la industria. Y es muy clara en la política. 

El Crédito Social, que es esencialmente la concepción de un orden favoreciendo la prosperidad de la persona,  busca este orden, no por la adquisición de un poder político o económico que domine a la gente, pero sí en un aumento de poder para las propias personas. De un poder que permita a la persona ejercer libremente su iniciativa y de asumir sus responsabilidades en la persecución de sus propios fines legítimos. 

Contrariamente, en consecuencia,  en las acusaciones de socialismo o comunismo, lanzadas contra el Crédito Social por ignorantes o simplemente mal intencionados, el Crédito Social auténtico  es la ideología más democrática  de todas la que buscan la adhesión de espíritus hoy en día. El Crédito Social ve la democracia como una limitación de poderes del gobierno y un aumento de poder de los individuos.  

Esta descripción de la democracia no debería encontrar ninguna contradicción. ¿Acaso la democracia no está representada como lo contrario a la dictadura? ¿Y no consiste la dictadura en el ejercicio del poder absoluto, por un jefe o un partido, sobre toda la población, no dejando ningún derecho de opción en absoluto al individuo?

Por consiguiente, sólo puede estar en la disminución del poder del Gobierno –a fin de aumentar el poder del individuo, que el movimiento hacia la dictadura puede ser detenido y el progreso verdadero llevado hacia una democracia auténtica (demos, pueblo kratos, poder), hacia el poder de la gente. "La gente" no es una abstracción pura; está formado de individuos. Así, es el poder de los individuos lo que hace el poder de la gente.

En la economía

Aquellos que enseñan que el Crédito Social no consiste en nada más que la distribución de la abundancia a todos, tienen una idea muy restringida del Crédito Social verdadero.

Los animales en un granero, por ejemplo, pueden estar todos muy bien alimentados y cómodamente alojados. Pero para todo esto, ellos no viven en una democracia, sino en una dictadura. Es el agricultor, su maestro, quien decide todo para estos animales; lo que ellos harán, cómo serán alimentados, qué tipo de alojamiento tendrán. Éste podría muy bien ser una imagen del Socialismo Estatal, del totalitarismo, pero jamás una concepción verdadera del Crédito Social.

Es verdad que el Crédito Social mira hacia un compartir de la verdadera riqueza que no dejará a nadie olvidado; pero no descansa allí. Además, tal distribución de la verdadera riqueza no es dejado a las decisiones arbitrarias del Gobierno, pero es legalmente determinada, y su flujo matemáticamente definido, por la condición y la cantidad de la verdadera riqueza realmente existente o capaz de ser producida.

Repitámoslo otra vez: es el desarrollo y florecimiento de la persona humana, a través de la asunción de sus propias responsabilidades y el ejercicio de su propia iniciativa, por opción libre y decisión, el objeto de la filosofía del Crédito Social.

Asegurar a todos y cada individuo una parte de los bienes materiales de esta tierra no entra en la filosofía del Crédito Social como un fin en sí mismo, si no como un medio hacia un fin; un medio para quitar aquellos obstáculos que, sin ninguna buena razón, dificultan el desarrollo y la perfección de su ser. Pero esta elevación del ser humano exige muchas otras cosas que deben fluir del individuo mismo. Y si el sistema económico da al individuo lo que es suyo del sistema de producción, pero, al mismo tiempo, no le deja la libertad de ejercer su propia iniciativa, asumir sus propias responsabilidades, entonces tal sistema todavía permanece imperfecto y deficiente.

En su encíclica Mater et Magistra, Juan XXIII, mientras repetía las enseñanzas de sus precursores en cuanto al derecho de todos y cada uno al uso de los bienes terrestres, insiste, como sus precursores lo hicieron, al derecho del individuo al ejercicio de su propia iniciativa. Él escribe:

"De donde se sigue que si el funcionamiento y las estructuras económicas de un sistema productivo ponen en peligro la dignidad humana del trabajador, o debilitan su sentido de responsabilidad, o le impiden la libre expresión de su iniciativa propia, hay que afirmar que este orden económico es injusto, aun en el caso de que, por hipótesis, la riqueza producida en él alcance un alto nivel y se distribuya según criterios de justicia y equidad".

Es necesario, entonces, tener en cuenta, en la economía, no sólo el compartir de la riqueza, sino también las facilidades ofrecidas para el ejercicio de la iniciativa personal y la asunción de responsabilidades personales. Ya que tratamos aquí con seres humanos, y no con animales en el corral.


En la política

La mayoría no es criterio de verdad

No olvidemos, que la verdad, la belleza y el bien, como la libertad, son valores absolutos y que, como tales, no dependen de la adhesión a ellos de un número más o menos grande de personas. La verdad debe ser el fundamento de la Democracia.

Lo que hemos dicho anteriormente, en cuanto a la economía, igualmente es verdadero en el campo de la política. Ya que en la política, el ser humano debe ser considerado en toda su dignidad, y no tratado como un instrumento simple o un instrumento para ser usado a voluntad por los gobiernos o partidos políticos. El verdadero Crédito Social está genuinamente preocupado por el individuo desde este punto de vista.

Por eso aquellos que consideran al individuo únicamente con respecto a su papel como un votante — como si, de hecho, él no fuese nada más que un medio por el cual los partidos políticos pueden subir al poder — son lejanos de ser Creditistas Sociales genuinos, aunque ellos puedan haber tomado para sí el título.

Por eso, también, cualquier grupo, cualquier asociación o movimiento que no asegura la cultivación de la iniciativa personal entre cada uno de sus miembros, sino que coloca el acento sobre el grupo en conjunto más bien que sobre las personas que lo forman es simplemente nada más que otra forma de colectivismo. Tal grupo no puede afirmar correctamente que sus principios y actividades son orientados hacia un final que es realmente democrático. Y si tal grupo debería atreverse a asumir el nombre de "Crédito Social", sería culpable de una profanación horrible de aquel nombre. Además, esta es la razón por la qué la escuela "de los Peregrinos de San Miguel", que enseña el Crédito Social auténtico, se esfuerza por desarrollar en el individuo una responsabilidad personal, una iniciativa individual. Y mientras esto es aún una iniciativa personal, de todos modos apunta a un fin común, un objetivo que será el bien común no sólo de los miembros de nuestro Movimiento, sino de todos los ciudadanos de la sociedad.

Esto es el por qué los miembros del Movimiento, sobre todo aquellos que son trabajadores activos, no buscan recompensa en la adquisición de riqueza material, sino en el enriquecimiento y el desarrollo de sus propios seres, en el florecimiento de su personalidad, y, sobre todo, ya que ellos son Cristianos devotos, en la satisfacción de haber ganado en la realización del precepto del Maestro; haciendo el bien a nuestro hermano.

Para volver a nuestra concepción de Crédito Social sobre la democracia en la cual el poder del Gobierno es disminuido mientras el poder del individuo es aumentado, déjenos citar al final, el siguiente trabajo del doctor Monahan titulado: Una Introducción al Crédito Social. El Doctor Bryan Monahan, de Australia, era, en los años 60, el presidente de la Secretaría del Crédito Social, un organismo establecido por C. H. Douglas para conservar la pureza de la doctrina del Crédito Social.

El Dr. Monahan escribe en las páginas 104 y 105 lo siguiente:

"Los gobiernos hoy son casi infinitamente malignos; en todo caso, ellos se ponen en contacto con el mal infinito: ellos son ladrones, mentirosos, e hipócritas. Ellos están corrompidos por el poder, y la solución es: retirar el poder y devolverlo al individuo, en otras palabras de-centralizarlo. El único ejercicio seguro del poder es el hecho por el individuo, sobre él mismo, no sobre otros. A esto llamamos poder, en casa en el individuo, iniciativa individual. La acción del Crédito Social Esencial es la iniciativa individual. Y donde esta iniciativa es ejercida con aquella de otros, en búsqueda de una estrategia, hay un incremento de asociación. Por eso hay un Movimiento de Crédito Social preocupado por una estrategia sola de ganar un objetivo común para la ventaja genuina de todos los hombres.

"No hay ninguna esperanza en un cambio de gobierno. Un nuevo gobierno hereda el poder excesivo de su precursor, y de acuerdo con la ley de Lord Acton, es corrompido por aquel poder. Lo que es esencial es un cambio en la distribución de poder entre Gobierno y ciudadanos. Tal cambio no será iniciado por el Gobierno; debe ser, por lo tanto, iniciado por los ciudadanos. No hemos conseguido la democracia; sólo podemos conseguirlo siendo democráticos — limitando al gobierno.

"Las reformas necesarias deben comenzar en los individuos como tal. Cada individuo que hace el esfuerzo necesario por comprender el Crédito Social trae al Crédito Social más cerca. La propagación de la concepción correcta de la democracia genuina lo hará cada vez más imposible para el totalitarismo presente de seguir — una situación que traerá en existencia su propio mecanismo para la reforma.

"Pero contra esto debe ser puesto el factor del tiempo. Incuestionablemente, aquellos que quieren dominar el mundo, contemplan mientras su posición se hace impenetrable, independientemente de la condición de la opinión pública, como en Rusia. Por el momento, ellos confían en la confusión cuidadosa de la opinión pública, y en el desvío en canales relativamente inocuos de tal opinión pública que ya dan signos de despertamiento a la verdadera situación."

El último párrafo parece explicar perfectamente la búsqueda vana de una rectificación de la situación presente por el derrocamiento continuo de gobiernos, sean ellos de viejos o nuevos partidos, que no causa nada más que un engaño de la gente y una restricción de sus actividades.