El actual sistema económico puede ser reemplazado. Los principios del Crédito Social descansan en una filosofía. Y es esta filosofía la que le da la prioridad a la persona sobre el grupo, sobre las instituciones y sobre el mismo gobierno. Este sistema nos permitirá comprender y clarificar la grave situación en la cual nos encontramos y nos proporcionará las soluciones de acuerdo a la Doctrina Social de la Iglesia tal y como nos pide el Papa Francisco.

Para corregir el sistema económico y poner la producción al servicio de los consumidores, no hay necesidad de cambiar la forma de producción la cual es bastante efectiva. Sólo existe la necesidad de proporcionarles a los consumidores los medios para obtener lo que esperan de dicha producción a medida que ésta sea capaz de proporcionárselos.

Para este fin, el Crédito Social propone la regulación del sistema monetario para nivelar al dinero de acuerdo a los factores de producción y ponerlo al servicio de los consumidores.

Una cierta cantidad de dinero ya le llega a los consumidores en forma de sueldos y salarios por el trabajo realizado, o a través de la venta de los productos en el mercado, o a través del ingreso derivado de sus inversiones. Pero no hay nada que les asegure que, en todo tiempo, su poder de compra será suficiente para obtener la producción ofrecida. Además, al dinero debe quitársele el tutelaje que sobre él se tiene en forma de impuestos desde su origen y que le obliga también a un cierto término de duración, sin relación alguna con la duración de la capacidad de producción.

Las propuestas económicas formuladas por el Mayor Clifford Hugh Douglas, el ingeniero escocés que concibió la doctrina del Crédito Social, resultan medios efectivos para corregir el sistema financiero, sin colisiones, sin irrumpir en los actuales sistemas de producción, sin suprimir la búsqueda de las ganancias que estimulan la producción, sin el menor daño a la libertad personal y sin interferencias indebidas en las actividades económicas por parte del Estado.

Podemos resumir entonces las propuestas económicas del Crédito Social de la siguiente forma:

Control nacional del dinero

Una cuenta nacional de crédito, que refleje la riqueza real del país en todo momento

La emisión de nuevo dinero en el tiempo en que sea necesario para el consumo, de dos formas, complementándose una con la otra: 

a) Mediante el dividendo nacional para cada ciudadano, reconociendo así el derecho de todos y cada uno a la herencia común, un factor de producción. 

b) Mediante el ajuste de los precios para nivelar definitivamente el poder adquisitivo global con la oferta de producción, evitando tanto la inflación como la deflación.