Dos grandes corrientes de pensamiento económico 

¿Endeudarse o equilibrar el presupuesto? Esta es la eterna pregunta. En los círculos políticos y académicos existen hoy dos grandes escuelas de pensamiento económico: la visión del economista británico John Maynard Keynes (1883-1946), que esencialmente decía que el Gobierno debía intervenir en tiempos de crisis para estimular la economía, aunque ello supusiera endeudarse, y lo que parece ser su contrapartida, la visión del economista Ludwig von Mises (1881-1973) fundador de lo que se conoce como la "escuela económica austriaca", que predicaba en cambio que el Estado no debía intervenir, que las deudas debían pagarse aunque ello supusiera recortar los servicios prestados por el Estado y ayudar a los necesitados; entre otras palabras, austeridad.

Justin TrudeauJustin Trudeau

Dos ejemplos actuales de estas dos políticas: en cuanto a la escuela de pensamiento de Keynes, podemos citar al primer ministro canadiense Justin Trudeau que, desde que llegó al poder en 2015, no ha parado de aumentar el gasto (un aumento del 8% para el año 2024) y de incrementar el déficit año tras año, con un déficit de 40.000 millones de dólares para el año 2024. De hecho, Trudeau casi ha duplicado la deuda del país desde que llegó al poder, siendo ahora la deuda del gobierno canadiense de 1255.000 millones de dólares, con 54.000 millones de dólares en intereses a pagar por la deuda para el año 2024.  

Javier MileiJavier Milei

Y en cuanto a la otra escuela de pensamiento, la de von Mises, que dice que hay que evitar el déficit y recortar el gasto, podemos citar al nuevo presidente de Argentina, Javier Milei, que se declara abiertamente seguidor de esta escuela de pensamiento, y ha hecho campaña con una motosierra en la mano, prometiendo hacer recortes drásticos en el gasto del Estado (hasta el 40%), incluso en las ayudas a los más desfavorecidos, culpando a los gobiernos anteriores de haber endeudado al país. En todos los países del mundo se da una u otra de estas situaciones.

Hasta hace unos años, la práctica común era incurrir en déficit y endeudarse cuando la economía iba mal, y amortizar la deuda (tener superávit presupuestario) cuando la economía iba bien, para evitar que la deuda se descontrolara. Pero hoy en día, todos los gobiernos parecen haberse vuelto adictos a la droga de la deuda.

Endeudarse significa simplemente impuestos adicionales para el futuro, pero como se puede ver en la viñeta anterior, aunque los dos discursos (deuda y austeridad) parezcan opuestos, ambos se basan en el mismo sistema de dinero creado en forma de deuda. Si no te endeudas, sencillamente no hay dinero en circulación. Es un sistema sin salida: o te endeudas para siempre, o te mueres de hambre intentando pagarlo. Por ejemplo, cuando Pierre Poilièvre, Líder de la Oposición, acusa al Primer Ministro Justin Trudeau de gastar demasiado y de incurrir en enormes déficits, Trudeau responde: "Y usted, Sr. Poilièvre, si llega a Primer Ministro, ¿qué recortes de gastos hará?

Elecciones

La solución de la Democracia Económica (también conocida como Crédito Social), enseñada por el ingeniero escocés Clifford Hugh Douglas (1879-1952) y retomada por Louis Even (1885-1974), se sitúa por encima de estas dos soluciones, y es muy superior a ellas, ya que permite a la vez el desarrollo del país sin endeudarse, y también permite a los consumidores elegir entre la producción que se les ofrece lo que necesitan, gracias a un poder adquisitivo suficiente. Más dinero y menos deuda: esto es lo que no puede conseguir el sistema financiero actual, pero sí la Democracia Económica (véase el artículo de la página siguiente).