El pontificado del Papa Francisco ha sido uno de los más influyentes y significativos de la historia reciente de la Iglesia Católica. 

Desde su elección en 2013, Francisco demostró un compromiso profundo con la fe, la justicia social y la protección del medio ambiente; abordo temas complejos y desafiantes con un enfoque pastoral y acogedor. 

Su liderazgo estuvo marcado por una serie de reformas e iniciativas que buscaron en el sentido más profundo de la palabra, “renovar y revitalizar la Iglesia”, al mismo tiempo que nos dejó un legado lleno de esperanza y misericordia en un mundo cada vez más complejo y dividido. 
Durante su pontificado, Francisco alzó la voz con valentía, en medio de la confusión y la incertidumbre, ofreciendo una brújula moral que buscaba orientar a los individuos y a las naciones hacia un futuro más humano y sostenible. No sólo hablaba del ser humano, también habló del cuidado de la casa común, nuestro planeta, el cual hemos venido deteriorando a un ritmo acelerado.

Actualmente, vivimos en un mundo que parece estar cada vez más dividido y polarizado. Por un lado, el individualismo y la búsqueda de la realización personal han llevado a muchos a priorizar sus propios intereses y deseos sobre el bien común.

 Por otro lado, el totalitarismo y la intolerancia han ganado terreno en muchos lugares, amenazando la dignidad y la libertad de las personas. 

En este contexto, la voz del Papa Francisco  hizo un llamado a la conciencia y a la responsabilidad, a la luz de la Fe, la Esperanza y la Caridad.

La división y los conflictos bélicos son una realidad cotidiana en muchas partes del mundo. La guerra, la violencia y la intolerancia han causado sufrimiento y destrucción en innumerables comunidades, dejando cicatrices profundas en la humanidad. En este escenario, fue que el Papa Francisco asumió un rol como mediador y promotor de la paz, buscando soluciones pacíficas y denunciando la violencia y la carrera armamentística. Defensor incansable de la paz y la reconciliación, llamando a los líderes mundiales a trabajar hacia la resolución pacífica de los conflictos y a priorizar el diálogo y la comprensión mutua.

En medio de esta complejidad y división; el Papa Francisco ofreció una visión clara y coherente de lo que significa vivir como seres humanos en un mundo globalizado. Su enfoque en la misericordia, la compasión y la justicia social ha sido un faro de esperanza para muchos, recordándonos que la verdadera grandeza de una sociedad se mide por la forma en que trata a sus miembros más vulnerables. 

A través de sus encíclicas, exhortaciones y discursos, nos invita a reflexionar sobre nuestros valores y prioridades, y a trabajar hacia un futuro que sea más humano y sostenible. A trabajar por la construcción del Reino de Dios.  

Seguir a Jesús nos dice Francisco: “Implica tomar en serio su mensaje y vivirlo de manera auténtica y comprometida. No se trata solo de conocer las palabras del Evangelio, sino de ponerlas en práctica en la vida diaria. Así mismo, enfatiza que la fe en Jesús no puede ser una mera abstracción o una serie de rituales y tradiciones, sino que debe ser una fuerza que transforme nuestra vida y nuestra relación con los demás. La fe en Jesús debe ser una fuerza que nos impulse a actuar y a comprometernos con la realidad del mundo.
 La fe en Jesús nos lleva a salir de nosotros mismos y a ir al encuentro de los demás, especialmente de aquellos que necesitan nuestra ayuda y nuestro amor.

Los cristianos debemos ser signos de esperanza y de amor en un mundo que a menudo parece estar sumido en la desesperanza y la indiferencia.

En resumen, seguir a Jesús según el Papa Francisco implica tomar en serio su mensaje y vivirlo de manera auténtica y comprometida, lo que se traduce en un compromiso con la justicia social, el amor y la misericordia, la sencillez y la humildad, y la preocupación por el mundo entero.

Francisco se caracterizó por ser un constructor de puentes, acercándose a otras confesiones religiosas, como mediador en conflictos, por lo tanto, estamos ante un hombre de estatura universal, se esté o no de acuerdo con él. 

Durante su pontificado fue líder espiritual de más de 1,400 millones de católicos en todo el mundo, según datos del anuario pontificio de 2025. Esto representa alrededor del 18% de la población mundial.

Sus críticas a la globalización y al modelo económico actual, que ha fallado en riqueciendo sóloa unos cuantos, también generó descontento entre algunos grupos económicos y políticos.
 
Hizo énfasis en la necesidad de seguir trabajando por la igualdad de derechos y la dignidad de todos los seres humanos; especialmente en temas como la trata de personas y la esclavitud lo que molesta a ciertos políticos que adoptan estas prácticas.

Personas como Francisco no siempre agradan a todo el mundo, y eso es muy normal. 

Algunas de las razones por las que no agrado a todos fue su postura sobre la inclusión y el diálogo con otras confesiones religiosas. 
Su enfoque en la fraternidad y la amistad social, reflejado en la encíclica "Fratelli Tutti", y su estilo de liderazgo más informal y con enfoque en la proximidad con los fieles, generó debate, descontento y resistencia entre algunos sectores conservadores que prefieren un enfoque más tradicional.

Pero también habría que entender, que lo que enfrenta la iglesia de hoy, no es la misma realidad de lo que se vivía antes del Concilio Vaticano II (1965). Y que las fuerzas más conservadoras de la iglesia habían ralentizado.

Incluso se le llego a cuestionar su decisión de vivir fuera del Palacio Apostólico, que tradicionalmente es la residencia oficial del Papa.

Francisco optó por vivir en la Casa Santa Marta, situada en la Ciudad del Vaticano, junto a la Basílica de San Pedro. Una residencia más modesta, diseñada originalmente como alojamiento para los cardenales durante el cónclave. Esta elección reflejó su deseo de vivir de forma más austera y cercana a la gente, en lugar de los espacios más lujosos.

Durante un encuentro con los alumnos de los colegios dirigidos por los jesuitas en Italia y Albania el 7 de junio de 2013 expresó al respecto: "Para mí es un problema de personalidad, eso es todo. Necesito vivir entre la gente, y si viviera solo, y un poco más aislado, no me haría ningún bien"; y en forma de broma le contesto a un profesor que le hizo la misma pregunta, "profesor, prefiero vivir ahí por razones psiquiátricas”, y sonrio.

Prefería vivir en la casa de huéspedes del Vaticano para estar más conectado con la gente y mantener un estilo de vida más simple. También mencionó la importancia de estar presente y disponible para todos.

Parte de la herencia del Papa argentino, fueron las reformas dentro de la Curia Romana, es decir; la institución central de gobierno de la Iglesia. La curia Romana  no siempre estuvo de acuerdo con las ideas de Francisco, especialmente en lo que respecta a la descentralización del poder y a la participación más activa de los laicos y las mujeres en la toma de decisiones.

En resumen, el eurocentrismo en la Curia Romana antes del pontificado de Francisco se refería a una falta de diversidad y representación, y un enfoque excesivo en la perspectiva europea. 
El Papa Francisco ha buscado cambiar esto mediante reformas y un enfoque más inclusivo y global, lo que ha llevado a una mayor representación de obispos y líderes de diferentes partes del mundo.

La inclusión de cardenales de diferentes partes del mundo promueve una mayor representación y comprensión de las necesidades y realidades locales. Así mismo, pueden aportar perspectivas frescas y contribuir a un enfoque más pastoral dentro de la Iglesia, enriqueciéndola con una variedad de perspectivas culturales y geográficas.
En el cónclave de 2025, participaron 133 cardenales de 70 países, lo que lo convirtió en uno de los más diversos de la historia. Esta diversidad permite que la Iglesia aborde los desafíos globales con una visión más amplia y comprensiva. La presencia de cardenales de regiones menos representadas históricamente, como África, Asia y Oceanía, ha fortalecido la representatividad dentro de la Iglesia. Por ejemplo, países como Haití, Cabo Verde, Malasia, Paraguay y Sudán del Sur tuvieron representantes con derecho a voto por primera vez en este cónclave.

Esto ayuda a que las voces de estas regiones sean escuchadas y consideradas en las decisiones importantes de la Iglesia. La diversidad de los cardenales también influyó positivamente en la elección del nuevo Papa León XIV.

Bajo el liderazgo del Papa Francisco se suscitó una visión de la iglesia que es más abierta y acogedora, especialmente hacia las periferias del mundo. Y aunque la inclusión de cardenales de diversos países representa desafíos mayores; como la necesidad de gestionar diferentes idiomas y culturas, también ofrece oportunidades para el crecimiento y la renovación de la iglesia.

En una entrevista con el Diario ABC, el Cardenal Carlos Aguiar Retes, Arzobispo Primado de México, compartió su visión sobre el Cónclave y el legado del Papa Francisco. El arzobispo expresó su convicción de que la Iglesia atraviesa un momento de renovación, marcado por la huella que dejó el Francisco. “Si algo nos une  en este momento, es que valoramos positivamente el rompimiento de la formalidad que hizo el Papa. Nos recordó que lo importante es el encuentro con las personas”. Cardenal Carlos Aguiar Retes

La diversidad puede fomentar el diálogo y la colaboración, ayudando a la Iglesia a adaptarse y responder a los cambios en el mundo moderno. 

En resumen, la inclusión de cardenales de diferentes países del mundo ha tenido un impacto profundo y positivo dentro de la Iglesia católica y esto se lo debemos a Francisco, a pesar de las críticas que esto pudo suscitar.
¡Gracias Papa Francisco por dejarnos una Iglesia màs abierta e inclusiva !