1. Dinero corruptor 

¿Es el ser humano predominantemente malo, egoísta, envidioso, codicioso? Tales parecen ser las características del hombre moderno… y del ser humano durante toda su historia, como "ser económico", y "capitalista" – decimos hoy. 

No obstante, queremos exponer aquí que ésas no son las características principales del ser humano, sino que han sido detonadas y redobladas por el sistema financiero del dinero. Nuestra hipótesis es que, un cambio en la administración del dinero puede cambiar para bien la conducta humana, así como el entendimiento de la vida misma y el curso de la historia.

La pregunta filosófica y profunda de toda la vida, del "para qué": ¿cuál es la razón de participar en este mundo, la razón de la existencia humana?, es respondida prosaicamente: para conseguir dinero, punto. A eso se reduce la existencia, no te compliques. Millones de neuronas para esa sola idea. Y así, la humanidad entera gira en derredor del dinero, y no éste en derredor de la humanidad.

2. Dinero escaso, la causa

¿Y por qué el dinero puede ser tan corruptor? La respuesta es sencilla: por su escasez. El actual sistema de financiamiento hace que el dinero sea escaso desde que nace. Al crearse, ya es deficitario porque nace como una deuda a pagar, además, con intereses, con dinero que no ha sido creado. 

El único modo de pagar es robándole al otro. ¿Cómo? Si no es con una pistola en la sien, será cuando el otro no lo vea; o siempre queriendo pagar menos de lo debido; o cobrando de más. Y con el robo, la escasez aumenta: el dinero pasó a otro más ladrón. Es el llamado sistema capitalista –incluso en su versión "socialista"–, un fraude económico no muy inocente y más bien perverso.

Desde luego, el mayor Capitalista, que nunca pierde, es quien crea el dinero sin endeudarse: los banqueros. Esta clase ociosa obtiene riquezas mediante el dinero que crea de la nada para endeudar al productor con una simple anotación, y éste debe pagar la deuda con dinero en efectivo, más los intereses ¡que no existen en circulación! ¿De dónde los saca el deudor? Muy simple: robando.

3. Todos obsesionados con el dinero 

"El dinero obtiene cualquier cosa, y se hace cualquier cosa por obtenerlo", se dice. Se le convirtió en un Dios. Todo se mide y valora con él: "Los daños por la catástrofe ascienden a tantos millones de dólares", dicen las noticias, pero el dolor no cuenta, ni las vidas cobradas. "Tenemos el mayor PIB de la historia". "Mis conocimientos valen mucho, soy un especialista", dice el prestador de servicios. "Es un incentivo", lo que suele ser un soborno. "Merece un premio de cien mil pesos…", a un académico o a un artista, a un luchador social. "Un costoso regalo es prueba de un gran amor", dice la mercadotecnia. "He estudiado mucho, deben pagarme bien", dice el profesionista. "La fianza para su libertad es de tanto", le dicen en el juzgado, ¡el dinero acaba con todas las faltas ciudadanas! "Usted ha contaminado la tierra, el aire, el agua, será multado con dinero". 

No es todo, para distinguirse de los demás, es también ganando más dinero que el otro, y se les hace saber mediante la ostentación. Por su parte, la vocación profesional es también guiada por el peculio y el lucro: ¿cuánto me van a pagar? El incentivo y valor de toda la vida es el vil dinero. Todo es tan irracional como medir la longitud en metros con una báscula de kilogramos.

4. Dinero desendiosado

En cambio, cuando hay abundancia de dinero, éste deja de ser la motivación para todo, porque ya lo tiene en su bolsillo. La gente trabaja con entusiasmo en lo que disfruta y le da sentido, no por dinero. El trabajo de calidad es considerado un imperativo ético y un reto profesional, no un condicionamiento monetario.

Dinero ya no significa poder, no sirve para sobornar y comprar voluntades. No se necesitan préstamos, no hay deudas. Ni hay impuestos por falta de dinero, el gobierno democrático puede crearlo, incluso una comunidad o un pueblo organizado. Todos tienen lo que necesitan. ¿Para qué robar? A nadie le preocupa un futuro incierto. El dinero está a la mano y sólo se toma lo necesario, como el aire que se respira, como el maná que cae del cielo: confía, no temas, dijo Moisés, en uno de los pasajes más hermosos de la Biblia, el capítulo 16 del Éxodo. 

5. El rico "pobre"

Con un adecuado sistema financiero, es absurdo acumular el dinero: es para comerciar, para que circule y resuelva necesidades. No es motivo de distinción, sino al revés: se distinguen quienes necesitan menos dinero y cosas para vivir felices, ellos son los más ricos, no les falta nada.

En cambio, quien tiene más dinero, es el más necesitado. "Es tan pobre, que sólo tiene dinero", dice una reflexión. ¡Qué cosas! Tener mucho dinero y pertenencias resulta vergonzoso y no un orgullo… ése, es el rico "pobre" de un nuevo paradigma humano, de un nuevo modelo de sociedad. Un rico pobre no teme que le roben, ¿qué le van a robar? ¿Y quién le haría?, nadie tiene necesidad de ello.

No habrá explotación: nadie será rico porque otro es pobre, ni al revés, ni habrá un primer mundo a costa de un tercero. El libro "Las venas abiertas de América Latina", del escritor uruguayo Eduardo Galeano, da cuenta de esa historia imperialista impulsada por el actual sistema financiero de deudas y despojo, que tiene en la pobreza a la mayoría del mundo.

Nadie busca reconocimientos ni privilegios. No más escalafones de sueldos y salarios, ni sindicatos. Nadie necesita ganar más que los demás, ni es más importante por su dinero. Se debilitan las envidias y egoísmos, todos pueden obtener lo que quieran y, paradójicamente, el consumo disminuye: se consume menos cantidad y más calidad. En medio de la abundancia, se vive con frugalidad. El abuso en el consumo conduce hacia la enfermedad y a la muerte.

6. Una nueva política

La economía ya no estaría condicionada por la eficiencia en el uso del capital: se gasta todo el dinero que sea necesario para obtener lo que se necesite. La falta de dinero nunca será el problema. 

Observaremos que la ansiedad disminuye notablemente. Hay menos despidos laborales, menos divorcios, menos suicidios. No hace falta heredarle a nadie un futuro; hay menos inseguridad, la codicia se apaga, el diablo se desinfla. 

Se acaba la lucha por el poder, los partidos políticos, las campañas electorales, las cuotas de poder en el gobierno para cada sector social, los sueldos estratosféricos, los salarios raquíticos. 

¿Pensábamos que los ricos estaban condenados?, ¿que no podían entrar al Reino de Dios?, ¿que les sería tan difícil como a un camello pasar por el ojo de una aguja? ¡Cuánta razón tenía Jesús!, porque el sistema financiero se los impediría. 

Pero si se arreglan las condiciones de nuestro mundo, si se organizan las cosas de otro modo, este reino de la ignominia puede convertirse en el Reino de Dios, donde todos pueden entrar. ¿Entonces, bastaría con cambiar el sistema financiero? ¡Sí!

Con ello se extinguen la corrupción, el robo, fraudes fiscales, la prostitución, narcotráfico, extorsiones, desapariciones, asesinatos, la migración forzada. 

Y no más educación doctrinante para ser esclavos. En los escritorios habrá niños sin hambre, con capacidad para pensar y aprender. 

Ni capitalismo ni comunismo, sino Democracia Económica. Se trata de una sociedad renovada y mejorada donde fluyen las virtudes humanas, se apagan sus perversiones y hasta Dios dice "ya nada tengo que hacer aquí". Y todo, sólo porque el dinero y la producción son abundantes como el aire.

7. Nuevo pensamiento

Ahora bien, para crear tanta abundancia de dinero se precisa comprender cosas que no las creíamos posibles:

a) El gobierno puede emitir su propio dinero. – Además de los impuestos a los ciudadanos y los ingresos por los servicios públicos, hoy los gobiernos adquieren préstamos de los bancos internacionales para financiar el desarrollo nacional. Sin embargo, los gobiernos podrían emitir su propio dinero, sin incurrir en deudas y sin necesidad de cobrar impuestos.

 b) El dinero puede emitirse sin deuda. – Así como los bancos privados inventan el dinero que no tienen, para dar préstamos, los gobiernos también pueden inventar su propio dinero y distribuirlo sin endeudar a nadie. No es preciso que uno se los pague, pues él puede crearlo.

c) La abundancia de dinero no provoca inflación. – Contrario a lo que se nos dice, a saber, que un aumento en la circulación de dinero provoca un aumento generalizado de los precios, lo que se dice "inflación", la "ley de la oferta y la demanda", hay otra afirmación que lo contradice acertadamente: la inflación se debe a la escasez de dinero, no a su abundancia. En este sistema, la abundancia de dinero significa abundancia de deuda, lo que a su vez significa escasez. ¿De acuerdo? Y esta necesidad de dinero provoca que los precios suban, porque ¡todos quieren pagar sus deudas sin interés!

Más aún, en estos tiempos del siglo XXI, existen las corporaciones empresariales y financieras que no existían en los tiempos de Louis Even, las cuales controlan los precios mediante la especulación financiera y sólo por su voluntad en el momento que quieran: tienen el control y la propiedad de todo el aparato económico del planeta. Pero en las universidades se sigue enseñando la "ley de la oferta y la demanda", que dista mucho de ser una ley.

d) Subsidio al consumo. – Para que los trabajadores puedan consumir los productos, el Estado debe financiar el costo de las materias primas contenidas en los precios, ya que los trabajadores sólo reciben el costo de su mano de obra: un salario insuficiente para cubrir el costo total de los productos.

e) Subsidio a la producción. –  Los gobiernos pueden incentivar la producción financiando parte de las materias primas necesarias en el proceso productivo, cuanto más si son empresas cooperativas que distribuyen equitativamente entre sus miembros la riqueza de su producción; sobre todo, a aquellas que produzcan lo que la nación requiere. 

f) Es imprescindible un Estado democrático. – Si no hay un gobierno democrático donde la gente decida la cantidad de dinero que se necesita y con medidas de control, los gobernantes emitirán dinero para su personal provecho. 

8. Los recursos naturales son de todos

Para que tal soberanía monetaria funcione, los recursos naturales deben pertenecer a la nación, al pueblo, no al gobierno ni a grandes capitalistas. Así, el dinero nuevo puesto en circulación, finalmente se acumula en el Estado que lo crea y no en grandes fisiócratas o latifundistas que acaparen las materias primas de la tierra, del aire y del mar. Si estos capitalistas se adueñan de estos recursos, todo el dinero nuevo que genere el Estado para incentivar la economía y resolver necesidades, irá a parar finalmente a manos de estos acaparadores, que acumularán todo el capital como ahora lo hacen, con ello el poder político y… adiós "nuevo paradigma".  

El Reino de Dios en la tierra es posible si cambiamos el sistema financiero y hacemos posible la Democracia Económica. Para empezar, es menester involucrarse en los mercados locales, en las organizaciones cooperativas, en las monedas comunitarias… poniendo el ejemplo. Porque nada bueno podemos esperar del actual sistema político y financiero. Y pues dice el refrán popular: "Caminar una vuelta a la tierra siempre empieza con un primer paso". Y ese primer paso consiste en ablandar nuestro corazón.